El escándalo de Salamanca

Grupo musical Crashers
Unos jovencísimos Crashsers en plena actuación (1965).

Los Crashers representaban el pop más radical en nuestra ciudad

Aunque, a mediados de la década de los sesenta, Salamanca seguía siendo una ciudad provinciana, su ambiente había cambiado sustancialmente desde la tenebrosa década anterior. Síntoma de ello es que la juventud de este bastión de la reserva espiritual de Occidente adoptaba gustos y modas “inadmisibles, escandalosas y extranjerizantes” para muchas “personas de orden”. Paco Montes, actualmente con “cerca de sesenta años” y un envidiable aspecto adolescente era uno de los ejemplares más representativos de esos jóvenes ye-yes. El origen cubano de sus padre, empresario relacionado con la hostelería y el espectáculo y de su madre, cantante, explican su mentalidad cosmopolita y su aspecto de estrella del pop, que llamaba poderosamente la atención de una ciudad con estética de tuna. En 1964 comenzó a reunirse “por pura afición” con otros jóvenes entusiastas en la terraza de su amigo Verges para interpretar temas de Los Pekenikes, The Beatles, The Animals, The Kinks y, sobre todo de The Rolling Stones, su grupo de referencia. Tomaron el nombre de The Black Mouses (Los Ratones Negros en inglés macarrónico), que mutaron por Los Crashsers en 1965 tras abandonar Verges la formación.

Música y escena

A diferencia del resto de los conjuntos salmantinos, con mayoría de autodidactas, varios de los integrantes del nuevo grupo tenían estudios musicales.

Román Gasco, bajista heredado de Los Bulbos, venía de familia de músicos. Su padre tocaba el violín y el contrabajo. Él estudiaba piano en el conservatorio, mientras que Beni (Benigno Iglesias), rítmica y Luis Martín Diego, punteo, cursaban la carrera de guitarra. A la batería se sentaba Tony Payán, posteriormente uno de los instrumentistas más renombrados de nuestra ciudad.

Montes, era, ante todo, un verdadero showman carismático. “Tenía un conocimiento enciclopédico de las tendencias musicales más modernas, un increíble atractivo para las chicas y cualidades de líder. Trasmitía a los demás su enorme entusiasmo, y elegía, con gusto exquisito las canciones del repertorio”, afirma Román. Era, hasta por parecido físico, la versión local de Mick Jagger. El sex appeal del grupo aumentó aún más con la incorporación de Tony Castilla, “el chico más guapo de Salamanca” según Montes, que sustituyó a un Luis Diego totalmente absorbido por la guitarra clásica.

Su condición de “hijos de papá” posibilitó un aval familiar para adquirir en el tío Manolo un excelente instrumental (guitarras Fender, batería Premier, amplificadores Vox y equipo voces Music Son), que se añadió al bajo Hofner, que poseía Román. Esta formación actuó durante año y medio en los mejores locales de Salamanca. Tenía su cuartel general en el Club 91, pero era frecuente también su presencia en el Campo de Tiro y en el Casino, donde coincidía a menudo con Los Vanadiors, sus rivales. “Quien amaba a uno odiaba al otro”, asegura Gasco.

Radicales

Y es que Los Crashers desagradaban tanto a los mayores como encandilaban al sector más moderno de la juventud. Sin duda, por esa razón jamás ganaban concursos. “Los jurados estaban constituidos por profesores de la Banda Municipal, autoridades locales y otras personas serias que no comprendían la música estridente que interpretábamos”, añade Román. Ya en 1966, y como había que pagar el equipo, se intentó un giro algo más comercial. Felipe de La Osa ocupó el lugar de Tony Payán y, tras cambiarse el nombre por Los Vivas (por similitud con Los Bravos), pasaron varios meses como conjunto oficial del Marbella Club, famoso local situado en la localidad malagueña del mismo nombre. Sin demasiada suerte económica, el grupo se disuelve en 1968, fecha en la que Román y Paco se asocian con dos miembros de los Rejas (Pedro, guitarra y Carlos, batería) y forman LSD 125, que, aunque brevemente llega a tener dos vocalistas, (Chema Repila que, según los temas, se alternaba con Paco).

Grupo LSD 125 con sus integrantes.
LSD 125 con Chema Repila (primero tras Paco). A su derecha (también con gafas oscuras) Pedro. Carlos y Román están en primera fila, a la derecha de Paco.
Integrantes Grupo Límite
Grupo Límite. Los mismo, sin Pedro ni Chema,
pero con Manolo (último a la derecha).

En 1970, el padre de Pedro, propietario de gran parte del equipo, harto de los malos resultados académicos de su hijo, se lo lleva de vuelta al pueblo y el grupo desaparece. En su lugar forman Límite, que Paco y Román consideran el proyecto de más calidad en el que participaron “incorporamos a Manolo el pelirrojo, el magnífico organista de Los Clavos y comenzamos a hacer versiones libres de canciones muy complicadas”, afirman. Pero Manolo quería vivir de la música, razón por la que acabó yéndose a tocar fuera de la ciudad, y así sigue, cuarenta años después, en hoteles, grupos y orquestas de Benidorm. Para los demás la vida ha dado muchas vueltas. Luis Martín Diego es ahora profesor en un conservatorio alemán. Beni se dedica, con gran éxito, al negocio inmobiliario; Román, prejubilado de una entidad bancaria, está en la informática musical y hace arreglos y sampler para orquestas. Paco, tras haber sido propietario de locales tan emblemáticos como el María Sangrienta, vive del comercio de vinilos históricos y comics, de los que ha reunido la mayor colección de la provincia.

(Del libro «Historia Incompleta del Pop y del Rock en Salamanca«, de Víctor González Villarroel. Explorafoto, Salamanca 2009)

Edición web: Elena Caridad Picado (Culture 27)

Sobre Víctor González Villarroel 30 artículos
Víctor G. Villarroel es un veterano periodista salmantino que residió en Madrid hasta que, en 2005, regresó a nuestra ciudad. Autor del libro “Historia incompleta del Pop y del rock en Salamanca” (2009), que resume las crónicas que semanalmente publicó en el desaparecido diario EL ADELANTO. Le gusta definirse como “arqueólogo musical”, debido a su tendencia a contar historias sobre pioneros de nuestro rock local. Actualmente colabora en el MES y en el programa musical “A Nuestro Ritmo” de Radio Oeste.

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